14/3/10

los trabajos y las noches .3 ja.

Recuerdo que otra de esas noches fue la presentación del libro de Latigo Borski. Allí nos encontramos con Serafino, quien luego me mostrara la edición antigua de la obra completa de Chéjov. Tapa dura, papel biblia, con los bordes bañados en polvo de oro. Se la había robado en la librería de calle Santiago me dijo. Llegamos temprano como a todos los lugares.-nunca entendí porque somos tan puntuales- El salón era una casa antigua muy bien refaccionada. No supe el nombre, y debo reconocer que abierto como lugar de arte era bastante nuevo. Tenía colocadas algunas pinturas -expresionista dirían los críticos- El curador creo que las enfermó. Su ubicación era un poco torpe y tosca, cuando no dolorosa. El presentador-editor no me dejó una buena impresión. Un poco… como decirlo… creo que la palabra es “pedante”. El escritor estuvo bien. No habló mucho y lo poco que dijo fue humilde, como debe ser un escritor en desarrollo permanente. Porque un escritor cuando escribe, debe escribir lo que le viene en ganas, pero cuando habla, mejor es ser callado. No vaya a ser cosa que confundan la pluma con la boca.

si debe surgir una pregunta es: ¿el humilde habla mucho o habla poco?

No hay comentarios: