15/3/10

y ahora que...

Los ojos cansados de leer a la luz de artesanales velas . El barro en este pozo es demasiado espeso, nadie pensaría en comprar zanahorias a estas horas. En cualquier parte de la región los ojos terminan por cansarse, y lo que es peor, las ciénagas a las ciénagas son iguales. Quién sería capaz de sostener el tiempo por mucho más tiempo. El mundo bien sabe que los relojes no van a cacarear. El simulacro siempre es el mismo. Ya lo dijo Abuela Carmen que de eso sabe, y mucho. Hoy en día garantizar una lectura fácil es difícil. El hecho reside en que la nada perdió por goleada hace rato. Y volviendo al tema del tiempo, se podría decir, por ejemplo, que el agua que sale de las canillas a las tres de la tarde, no es la misma que la que salió a las cinco de la mañana en un barrio pobre de la ciudad de Montevideo. Quiero decir que el rostro puesto al viento tiene -o debería tener- otras ventajas. Después de todo, este pantano conoce mi piel de memoria y si quisiera destrozarla ya lo hubiera hecho.

14/3/10

los trabajos y las noches, ja

Hace varias noches que venimos saliendo con Seraphino . Para nosotros los días son iguales, desde el punto de vista laboral, ya que ni él ni yo trabajamos. Bien sabemos que eso va contra las reglas -nuestras reglas-. Un sábado nos da como un Lunes, un Domingo puede ser un Martes, es lo mismo. Y está bien que así sea. Recorremos un poco el centro. Vemos alguna obra de teatro, un músico por acá, una varieté por allá. Caminamos la ciudad casi como siempre, en la búsqueda permanente de la vibración de la poesía, aunque a veces seamos demasiado prosaicos. Buscamos sensaciones que contemporicen con la noche -no todo lo que está en la noche contemporiza con ella-, chicas con quienes poder hilar una oración completa sin que nos miren raros, que se yo, cosas básicas para vivir mejor. Una música de jazz, un intercambio de libros, debatir con mujeres sobre la nada inexorable, sabiendo de antemano que lo subyacente es besarnos. “Buscamos seudointelectuales como nosotros” diría un aviso en el diario donde-pongamos por caso que- nadie habla de ti, ni de mi.

los trabajos y las noches 2, ja!

Una de esas noches el circuito fue el siguiente. Hicimos escala en un ciclo de lectura. Allí, una de las chicas que leyó logró llegarme, sentí que era de las mías. Hablaba de cuerpos tibios después del amor, de fulgores, de cosas vivas, de ganas de vivir como yo. Los otros lectores me parecieron demasiado recurrentes: Todos son victimas, depresivos, tristes, apocalípticos. Eso ya dejó de gustarme, siglo XXI muchachos. Y lo peor es que después de Pizarnik eso se volvió moda. No maldije al darme cuenta que la chica que me había gustado estaba acompañada. Luego de allí fuimos al ciber de la calle Moreno a tomar unas cervezas baratas. Esa noche había llegado Rambo con noticias de algún estreno de obra. Eso es bueno para todos. Siempre, en los estrenos, se come y se bebe gratis.

Somos hedonistas por naturaleza. Somos seres meramente instintivos. La mayoría de las veces actuamos por impulso y el pensamiento solo lo utilizamos para procurar…

los trabajos y las noches .3 ja.

Recuerdo que otra de esas noches fue la presentación del libro de Latigo Borski. Allí nos encontramos con Serafino, quien luego me mostrara la edición antigua de la obra completa de Chéjov. Tapa dura, papel biblia, con los bordes bañados en polvo de oro. Se la había robado en la librería de calle Santiago me dijo. Llegamos temprano como a todos los lugares.-nunca entendí porque somos tan puntuales- El salón era una casa antigua muy bien refaccionada. No supe el nombre, y debo reconocer que abierto como lugar de arte era bastante nuevo. Tenía colocadas algunas pinturas -expresionista dirían los críticos- El curador creo que las enfermó. Su ubicación era un poco torpe y tosca, cuando no dolorosa. El presentador-editor no me dejó una buena impresión. Un poco… como decirlo… creo que la palabra es “pedante”. El escritor estuvo bien. No habló mucho y lo poco que dijo fue humilde, como debe ser un escritor en desarrollo permanente. Porque un escritor cuando escribe, debe escribir lo que le viene en ganas, pero cuando habla, mejor es ser callado. No vaya a ser cosa que confundan la pluma con la boca.

si debe surgir una pregunta es: ¿el humilde habla mucho o habla poco?

5/3/10

fragmento de una novela escrito en velas

Bajamos del micro y mi acto más primitivo es dirigirme al baño de la diminuta estación de la romántica ciudad. En pleno proceso de liberación intestinal, me dispongo a leer las santas escrituras de la puerta de la decepción. Encontré publicidades, información de corte antropológico, y hasta una pincelada de filosofía. Por un lado la oración que delata la existencia de antropófagos en Victoria : “Carlitos se la come” . Por el otro, un epígrafe que implora memoria: “No se olviden del cabeza”. Más arriba, una sentencia que invoca el postulado de Heráclito: “No sabés como se mueve la madre del topo”. Y para terminar, escrita con fibrón indeleble, de índole publicitario: “ La chupo a domicilio 4776529011 preguntar por Toti” Salgo y Maxi dice “son las nueve, busquemos la ruta".

3/3/10

Que no quiero ser tan feliz,

¡que no me entra!
¡Quien dijo que la felicidad no existe, si está conmigo y la tengo toda!

¡estoy in-trans-fe-ri-ble-men-te- fe-liz!!