20/10/09

Posible comienzo de un cuento inexistente

No relataré los pormenores de la anécdota.
No relataré la anécdota.
No relataré nada.

Recuerdo que me enamoré de vos en la esquina de la iglesia donde hacías esa majestuosa vertical. Yo te miraba el ombligo blanco como una paloma y pensaba que eso era el mundo, “tu ombligo”, ese lugar secreto donde podían caber tantos besos como tormentas o infiernos. Pero mi boca de gatillo fácil nunca supo dispararle a tu corazón de figurita difícil.



Cierto laberinto ha equiparado
en irregulares tiempos
a Edipo rey y Harrie Potter.