5/3/10

fragmento de una novela escrito en velas

Bajamos del micro y mi acto más primitivo es dirigirme al baño de la diminuta estación de la romántica ciudad. En pleno proceso de liberación intestinal, me dispongo a leer las santas escrituras de la puerta de la decepción. Encontré publicidades, información de corte antropológico, y hasta una pincelada de filosofía. Por un lado la oración que delata la existencia de antropófagos en Victoria : “Carlitos se la come” . Por el otro, un epígrafe que implora memoria: “No se olviden del cabeza”. Más arriba, una sentencia que invoca el postulado de Heráclito: “No sabés como se mueve la madre del topo”. Y para terminar, escrita con fibrón indeleble, de índole publicitario: “ La chupo a domicilio 4776529011 preguntar por Toti” Salgo y Maxi dice “son las nueve, busquemos la ruta".

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