“Espera demencial o congelar los átomos que nos hieren”
Acto primero:
Los lobos que cuelgan de la luna yacen boquiabiertos y aun así no pueden narrar los objetos que han devorado las hadas en los bordes del poema.
Acto segundo:
De ningún modo deben comer las libélulas el silencio que sostiene a los ojos y al amor, que allí solo se encienda una hoguera en nombre de los hombres que han tragado si pudor alguno, ausencias potenciadas y soledades en estado de alerta.
Acto tercero:
Por el bosque aletargado, serpientes de fuego como espadas tajan lo desierto del hombre dejando en sus manos un corazón de hiel, una duda y un vacío inexplicable.
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